Qué pasa con los padres que afrontan la realidad de tener un hijo que
será dependiente toda la vida.
Los ministerios de Salud y
Educación cumplieron en junio con la sentencia de la Corte Constitucional que
ordenó reglamentar el proceso para garantizar los derechos sexuales de las
personas en condición de discapacidad y llevar a lectura fácil el fallo que
prohibió la esterilización de una menor de edad con síndrome de Down a quien su
mamá pedía practicar este procedimiento, ya que el método anticonceptivo
implantado le provocó reacciones adversas. Se da por entendido entonces que,
dentro de un año, cuando la joven sea mayor de edad, luego de ver esta imagen:
http://aprende.colombiaaprende.edu.co/sites/default/files/naspublic/ambientes_aprendi/repositorio_recursos/lecturafacil.pdf
pueda decidir si quiere tener hijos o no y cómo quiere su vida sexual.
Aunque la reglamentación se acoge
a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, basada en
el principio “Nada sobre nosotros sin nosotros” y la cual determina que los
“déficits de capacidad mental no deben utilizarse como justificación para negar
la capacidad jurídica”, me pregunto si no se le está vulnerando algún derecho a
la madre de la joven. Ella, preocupada por la posibilidad de sumar un embarazo
no planeado a las complejas condiciones de un hogar humilde en el que brindarle
los cuidados adecuados a una persona con síndrome de Down es ya un desafío,
decidió que lo mejor era eliminar la posibilidad de concebir.
¡Cómo no entender a la madre de la niña!, por supuesto que esterilizar
a su hija no la blinda de ser violada, pero sí evita un potencial empeoramiento
de su situación.
Una búsqueda rápida me muestra
casos recientes en Cota, Guapotá, Neiva y Montenegro en los que hombres
abusaron de mujeres en condición de discapacidad.
En uno de esos casos, la víctima
quedó en embarazo; su bebé, que también nació con discapacidad, fue dado en
adopción al Bienestar Familiar. El Instituto de Medicina Legal dice que de los
21.399 casos de presunto abuso sexual reportados en 2016, 1,4 por ciento fueron
en personas con discapacidad. ¡Cómo no entender a la madre de la niña!, por
supuesto que esterilizar a su hija no la blinda de ser violada, pero sí evita
un potencial empeoramiento de su situación. Además, dado que la joven
probablemente no pueda cuidar de un hijo, se estaría de facto obligando a la
madre a hacerse cargo de un bebé que no quiere tener. Me pregunto si una
persona con discapacidad cognitiva avanzada puede, aun con métodos de
información adaptados a su condición, entender las implicaciones de tener sexo
sin protección y de traer un hijo al mundo. ¿Acaso sus hijos no tienen derecho
a tener padres que puedan brindarles completo apoyo?
Representantes de EPS, clínicas,
médicos y organizaciones que representan a personas con discapacidad
discutieron el contenido de la resolución y coinciden en que este es un avance
que no se debe ver en función de los casos más complejos, sino como solución a
la constante discriminación a la que están sometidos alrededor de 3’100.000
colombianos en condición de discapacidad. Cuando no los ven como asexuados, los
ven como hipersexuados. Eso pensó Olga Montes, representante ante el Consejo
Nacional de Discapacidad de organizaciones con discapacidad múltiple, cuando
salió de su más reciente consulta al médico con una orden de tubectomía
(ligadura de trompas) sin que este siquiera le hubiera preguntado si
consideraba planificar de esa forma.
Si bien un sondeo hecho a jóvenes
con discapacidad, que recibieron de Profamilia información sobre planificación
familiar adaptada a sus necesidades, arrojó que la mayoría cree que tener hijos
no es lo más conveniente para ellos, no puedo dejar de pensar qué pasará con
los que sí quieren y con los padres de algunos de ellos que ven en la
esterilización una opción para afrontar la realidad de tener un hijo que va a
ser su dependiente toda la vida.
Desde mi punto de vista, siendo consciente del derecho que tiene todo
ciudadano a reproducirse, creo que a las personas con enfermedades y problemas
cognitivos tan complejos, como el síndrome de Down, el Estado no debería
permitir su reproducción por respeto a otros derechos, derechos por ejemplo de
tener unos padres aptos para cuidar de sus hijos, yo siempre voy a insistir en
la calidad de vida y considero que una persona con tantos problemas y que de
hecho es completamente dependiente de otra persona, no está en capacidad física
y psicológica para cuidar de alguien más que no sea de sí mismo, además que
genéticamente sus hijos tiene una alta probabilidad de nacer con problemas y
esto tampoco lo considero justo y en este caso en particular, que es de una
mamá preocupada para algo que puede llegar a pasar y que ella al final tendrá
que ser la responsable, cosa que tampoco considero justa. Me parece, pues,
interesante la crítica que hace Claudia en este caso y como argumenta bajo su
conocimiento este tipo de situaciones.
Fecha de consulta: 5 de noviembre de 2017
Fecha de publicación: 6 de julio de 2017
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