Muchos de esos inmigrantes llegan allá como
consecuencia de embarazos no planeados
Durante los 8
años que viví en Atlanta, mientras trabajaba para CNN en Español, conocí
cientos de casos de migrantes que buscaban realizar el llamado sueño americano.
Por esa experiencia, más la de haber cubierto el voto hispano en las elecciones
que llevaron a Barack Obama por primera vez a la presidencia de los Estados
Unidos, tengo el conocimiento para decir que muchos de esos inmigrantes, hoy
más indeseados que siempre, llegan allá como consecuencia de embarazos no
planeados.
Me explico:
entre los migrantes abundan las historias de mamás hispanas que trabajan en lo
que salga con tal de ganar plata para enviarles a sus hijos, a quienes han
dejado al cuidado de las abuelas; o las de padres que dejan a su familia en
algún pueblo de América Latina con la promesa de volver en cuanto completen los
dólares suficientes para construirles una casa; o las de jóvenes que se
aventuran a conquistar un mundo nuevo, hartos de no tener opciones de trabajo o
estudio. Gente que migra para tener cómo mantener a otra gente que ha traído o
que los ha traído al mundo como por inercia, esa que deriva de lo que nos
enseñan en primaria: los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. ¡La
reproducción como un paso obligatorio del ciclo de la vida!
“Es una
incoherencia de Estados Unidos que, mientras refuerza leyes para expulsar a los
migrantes, restablezcan la norma conocida como 'Gag Rule'”
Según Unfpa, en
América Latina y el Caribe nacen por año 3,6 millones de bebés de adolescentes,
y, según Guttmacher Institute, si estas niñas tuvieran acceso idóneo a
anticonceptivos, la cifra bajaría en un 1,2 millones. Es decir, un potencial
enorme de menos ciudadanos con necesidades insatisfechas que acudan a la
migración como opción para salir de la pobreza. Por eso creo que es una
incoherencia de Estados Unidos, y especialmente de cada gobierno republicano,
que mientras refuerzan leyes para expulsar a los migrantes o dificultar el
ingreso de nuevos migrantes, restablezcan la norma originalmente llamada Gag
Rule, que prohíbe la destinación de fondos de EE. UU. a organizaciones fuera de
ese país que ofrezcan información o servicios de aborto. En la era Trump, esta
norma es llamada Global Health Program y comprende también a agrupaciones que
promuevan campañas contra el zika y el VIH.
En Colombia, la
organización afectada es Profamilia, que deberá terminar un año y medio antes
de lo previsto un proyecto de 2 millones de dólares financiado por Usaid en 10
municipios, el cual tiene como objetivo disminuir en 2 puntos porcentuales la
tasa de embarazo en adolescentes. No ofreciéndoles como prioridad el aborto,
sino educando a jóvenes, mujeres y gobiernos locales en derechos sexuales y
reproductivos. En Fundación, Magdalena, donde se hizo el piloto de ese
proyecto, el embarazo en adolescentes es de 33 %, casi el doble del nivel
nacional.
Los resultados
mostraron que tras dos años de trabajo, la fecundidad bajó de 2,6 a 2,4 hijos
por mujer, el uso de anticonceptivos aumentó del 73 al 76 % y el conocimiento
comprensivo sobre el VIH sida, del 23 al 30 %. Resultados nada despreciables,
que serán arrojados a la caneca por causa del dichoso Global Health Program.
Es claro que
esta decisión es producto de la presión de organizaciones antiaborto, pero qué
tendrá que pasar para que quienes están en contra del aborto con el argumento
de que es una violación del derecho a la vida del que está por nacer vean la
relación entre la falta de acceso al aborto seguro y la llegada de migrantes a
los que muchos en EE. UU. les niegan o les pretenden negar otros derechos.
Estados Unidos, un
país que pone sus recursos económicos y talento para combatir epidemias como la
gripa aviar en todo el mundo, debería ver el embarazo en adolescentes como otra
de esas epidemias de las tantas que dicen que amenazan su seguridad e
identidad.
Opinión:
Este articulo me gustó porque me abre el espectro de un problema tan
controversial como los migrantes, me deja entre ver que es un problema mucho
más profundo y que puede tener sus raíces no solo en los embarazos no deseados,
sino que puede también haber otras, muchas causas y que se debería partir es de
la raíz de los problemas para combatirlos, acabarlos si eso es lo que se
quiere.
Una vez el aborto, parece ser una salida, una solución a muchos
problemas en el mundo y que con seguridad si el Estado y la Iglesia lo apoyaran
muchísimas mujeres lo harían, mujeres que hoy no lo hacen por temor a la ley o
al pecado.
No necesariamente se tiene que decir “aborten” no, pero entonces por lo
menos debería de ser una exigencia educar en ese ámbito, educar en la
prevención y la anticoncepción; la mayoría de embarazos se pueden prevenir y
tal vez así lo jóvenes no terminarían trabajando duro en EEUU o cualquier otra
parte para mantener a alguien que nunca desearon, eso no es justo ni para ellos
ni para sus hijos ni para nadie. La vida es una, corta y efímera como para
vivirla mal.

Foto: Internet
Fecha de consulta: 5 de noviembre de 2017
Fecha de publicación: 17 de agosto de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario