martes, 7 de noviembre de 2017

La niñez que me sirvió ¡Cuánto potencial desperdiciamos al inculcar a las niñas que es una prioridad ser hermosas!


“Muchos padres ignoran que cruzan la línea entre enseñar a sus hijas a ser femeninas y enseñarles a ser objeto de adorno y complacencia”


¡Cuánto potencial desperdiciamos al inculcar en nuestras niñas, incluso inconscientemente, que una prioridad es que les digan qué hermosas son! ¡Cuánta inseguridad les creamos! Tengo la suerte de tener una madre adelantada a su tiempo que, cuando me sorprendía mirándome mucho al espejo, congraciada porque me lanzaban un piropo o enojada porque no ganaba el reinado de la cuadra del barrio –que tenía por premio una corona de cartón a la que le pegábamos flores de un árbol de calliandras–, me decía con amorosa cantaleta: “La belleza se acaba, Claudia. Cultive su cabeza y su corazón”. Y mientras veo cómo el tiempo va dejando huella en mi cuerpo, oigo sus palabras como un eco, y le agradezco. Esas marcas de la vida que otras mujeres quieren borrar a mí me hacen sentir más fuerte y más libre.
De niña también aprendí que: “Con llorar no solucionas nada”; así me decía mi papá cuando la rabia o las frustraciones me sobrepasaban. ¡Cuántos malos ratos me ha ahorrado esto en mi vida profesional y personal!, ha sido una ventaja enfrentar los problemas con argumentos en vez de con pucheros, drama y marrulla.
Hay dos cosas que no me enseñaron, pero que he ido aprendiendo. Decir no, algo difícil, aunque uno quiera hacerlo. En ocasiones, los buenos modales aprendidos en la niñez chocan con circunstancias o con personas muy hábiles que requieren respuestas menos ‘señoriteras’ o estrategias y actitudes que evidencien que el respeto por la autoridad no equivale a aceptación.
La vida también me ha mostrado las ventajas de la solidaridad de género, en contraste con ese vicio morboso de descuerar a las congéneres, con eso que llaman chisme, y que somete a otras mujeres a un escrutinio innecesario, destructivo y excluyente. Una infancia libre de la distracción de la belleza, los mimos, las complacencias y el corrillo empodera a las niñas para que sean mujeres que brillen como profesionales, madres o esposas, si eso deciden ser. No aceptarán discriminación en el trabajo y competirán en franca lid; y buscarán una pareja que las valore y respete, en vez de una que las mantenga.

Opinión: 

Este es uno de mis artículos favoritos de Claudia, no porque sea muy estructurado y pensado si no porque habla de un acontecimiento y de un hecho actual que me parece muy triste y que me deja con muchas cosas por pensar, y, además considero que deja unas bonitas reflexiones dignas de ser aplicadas en la vida de cualquier persona.
Hoy en día vivimos en una época impregnada por un consumismo salvaje en todos los aspectos, en la comida, ropa, joyas, fiestas, lujos… pero solo se consumen ese tipo de cosas, no se consume amor, inteligencia, cariño, conocimiento, solidaridad, humildad, valores; infortunadamente eso es lo que está sucediendo con la niñez, naturalmente los padres están trasmitiendo ese mundo de apariencias a sus hijos, y lo digo desde mi propia experiencia, cuando tengo la posibilidad de compartir con algunos primos, en definitiva quedo atónita ante el desperdicio en todo, el consumo y la crianza de sus mismos hijos, ¿cómo explicar que una niña de diez años y otra de seis, se miran al espejo, se aprietan su abdomen y dicen: “que horrible estar gordas”  y son dos palillos? Y lo más triste del caso es que no es un problema de ellas, es un problema social y cultural y, pues, si tu propia mamá todo el tiempo te está recordando que debes mantener el abdomen apretado, ¿cómo esperar que las niñas no piensen desde ya así? ¿por qué no mejor insistirles en que leer libros no engorda? ¿por qué no insistir mejor en que no se van a ver más hermosas por su abdomen vacío sino por su cerebro lleno?
Las mamás se mueren por vestirles como ellas, no voy a decir que es de mal gusto, de hecho, todo lo que les ponen es hermoso, pero no estoy de acuerdo como lo dice Claudia con vestirles como grandes, las etapas se dan progresivamente, si son niñas pues se deben vestir como tal y con seguridad se seguirán viendo hermosas. ¿qué afán con vestirles como se tendrán que seguir vistiendo toda la vida?

la crítica constructiva para mí, que hace Claudia es muy oportuna sobre todo en estos días, invitar a los padres de familia especialmente a que revisen cómo quieren realmente educar a sus hijos, a sus hijas, si en un mundo de apariencias hueco o un mundo interior lleno.
Me gustan mucho las reflexiones que hace, especialmente “con llorar no solucionas nada” porque en mi casa también me han enseñado mucho eso, a veces, me falta ponerlo en práctica, pero siempre lo intento y lo tengo presente. Es una pequeña frase con un sentido bastante profundo que invitan a accionar y tomar el control de aquellas situaciones que no son buenas y que nos afectan de alguna manera, las cosas por inercia nunca se solucionan, siempre necesitan de nuestra intervención para mejorarlas o empeorarlas, pero todo está bajo nuestra responsabilidad.


                               Resultado de imagen para niñas de 5 años vestidas como grandes              Resultado de imagen para niñas de 5 años
                               Foto: Internet                         Foto: Internet


1.     Fecha de consulta: 5 de noviembre de 2017

Fecha de publicación: 12 de octubre de 2017


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